viernes, 1 de agosto de 2008

Una práctica democrática ausente

Desde el retorno de los gobiernos democráticos, Chile a avanzado en materia de participación, recuperando derechos que han permitido de cierta manera a la sociedad civil ser parte del Estado y la vida política. Sin embargo, a 28 años de terminado el Régimen Dictatorial, los cambios no han sido ostensibles. La falta de un proceso de democratización y de políticas que generen espacios de real participación dentro de las diferentes esferas de la vida social es una deuda pendiente. Hoy en día, una sociedad civil poco identificada con una democracia representativa, está exigiendo mayores espacios de participación y la universidad ha generado el debate. La Triestamentalidad, concepto que se refiere a la participación de estudiantes, funcionarios y académicos en las decisiones de la universidad, está en la agenda de varias instituciones del país.


Perspectivas de una política histórica de participación.

Desde hace mucho tiempo que las decisiones de la universidades en Chile pasan por un pequeño grupo, elegido por un sector específico. Hoy en día, la Ley 19.305 regula esté proceso, en el cual están calificados para ejercer su voto solamente los académicos pertenecientes a las tres más altas jerarquías de la universidad y que tienen por lo menos un año de antigüedad en esta.

Pero esto no siempre a sido así. Durante la segunda mitad de los años sesenta, en Chile se inicio un movimiento social que trajo grandes cambios: la “Reforma Universitaria”. Ésta permitió una amplia democratización de los gobiernos de las universidades, generando que estudiantes, administrativos y académicos participaran de las decisiones. Como lo señala el Académico de la Universidad de la Frontera Jorge Araya: “Antiguamente existía la Triestamentalidad donde los estudiantes podían participar en la elección del rector”.

Un caso latinoamericano que da cuenta de lo antigua y trascendental que es la discusión sobre una Triestamentalidad en la universidad se puede fundamentar en el movimiento argentino conocido como “El Grito de Córdoba” de 1918, que luchaba por conseguir una “soberanía universitaria”.

Sin embargo, en Chile este periodo de reforma fue interrumpido y prácticamente eliminado con la intrusión del Régimen Militar de 1973. Con la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE), Pinochet contrarreforma los avances logrados en los 60’ en materia de educación superior. El artículo 45 de esta Ley orgánica hace referencia a los estatutos de las universidades y legisla la no participación de los demás estamentos en los gobiernos universitarios.

Al referirse al tema de los estatutos, el dirigente estudiantil Alejandro Riveros declara que “nuestra oportunidad es este año cuando se discutan los Estatutos de Educación Superior, debemos sumar fuerzas entre los estudiantes y generar una alianza estratégica con los funcionarios, con los cuales somos los sectores más postergados hoy día en las universidades chilenas, juntos debemos lograr modificar ese párrafo que dice que los estudiantes y funcionarios no tenemos derecho a decidir”.

La Universidad de La Frontera en vías de Triestamentalidad.

Los Funcionarios junto a los estudiantes son los estamentos marginados de las decisiones al interior de las universidades; para ellos, lograr un gobierno triestamental es básico, como afirma el presidente de la Asociación de Funcionarios de la Universidad de La Frontera (AFUF) Jorge Seguel “no se puede hablar de universidad sino existe una triestamentalidad en las decisiones dentro de la universidad, porque la universidad la componemos todos. Los funcionarios somos los que más tiempo estamos en la universidad, porque llegamos aquí y nos vamos hasta que jubilamos, por lo tanto somos una parte importante en la universidad”.

La realidad actual es que hasta ahora no se ha logrado hilvanar una propuesta concreta de cómo se podría implementar un gobierno triestamental. Alejandro Riveros reconoce esta situación alegando que “hasta ahora no se ha hecho una propuesta, a pesar de que desde hace años se viene tocando el tema y no hemos llegado a una madures como para conformar un documento sobre ello. Lo que pasa es que siempre se ha privilegiado las demandas más economicistas de los estudiantes, como créditos, becas y aranceles.”

De igual forma los funcionarios reconocen dicha debilidad argumentando a través de su presidente Jorge Seguel “todavía estamos en pañales en este tema, comenzamos con la invitación que nos hizo el AGA (Agrupación de Académicos de la UFRO) al encuentro sobre educación que se realizó la semana pasada. Pero nos estamos preparando para seguir trabajando el tema y para ello nos organizaremos a nivel nacional en un encuentro que realizaremos pronto, donde uno de los temas centrales será la Triestamentalidad”.

El primer paso: establecer el debate.


El pasado viernes 11 de julio se realizó en dependencias de la Universidad de La Frontera una jornada donde se discutieron temas de educación universitaria, entre los invitados estaban los rectores de las universidades del Bio-bio y Los Lagos. En el panel sobre Triestamentalidad, el rector de la Universidad del Bio-bio Héctor Gaete Feres declaró que “es muy difícil concordar una triestamentalidad en las universidades, porque los académicos juegan al doble estándar, por un lado dicen que quieren triestamentalidad, pero en realidad no quieren perder ese sitial de privilegio que hoy tienen”.

En la oportunidad también hizo un emplazamiento a los académicos presentes a sincerarse sobre el tema. Sobre lo mismo, el Académico Jorge Araya reconoció que “existe un doble estándar entre los académicos porque se trata de un “sesgo ideológico”, 17 años de dictadura y años de liberalismo económico pasan la cuenta, somos una sociedad individualista; lo más probable que existan académicos que no quieran compartir la toma de decisiones con los estudiantes”.

El renacer de la “soberanía universitaria”.

La Triestamentalidad es un tema que de seguro dará mucho que hablar en los tiempos venideros, pues existe el entusiasmo de parte de todos los estamentos que componen la universidad de seguir trabajando en torno a ella. El hecho de que se haya generado un encuentro para discutir sobre esta temática en la Universidad de La Frontera es una señal fuerte.

Los funcionarios en voz de su presidente dicen: “lucharemos; como lo expresé en el foro; para que no se quede en el primer encuentro, sino que pronto generemos un segundo, un tercero y así sucesivamente”. La idea es seguir conversando y consensuando puntos para ir avanzando en la triestamentalidad para en el corto o mediano plazo generar una propuesta para que sea discutida y analizada.

La Triestamentalidad se ha comenzado a discutir nuevamente, tal como ocurrió en 1918 en Argentina y a mediados de los 60’ en Chile. Sin duda un movimiento importante tanto en materia de educación superior como de democratización de espacios que alguna vez contemplaron la participación y toma de decisiones de los estudiantes, funcionarios y académicos

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